miércoles, 5 de noviembre de 2008

CUANDO LLEGA EL BEBÉ

Cuando los padres reciben el diagnóstico del niño, cuando el médico dice las peores palabras que jamás hayan oído... >, ya no saben que hacer, no saben hablar a ese bebé que hasta ayer jugaba con ellos, ya no saben educarlo... no saben nada.

Esto, como es normal, es muy desconcertante, desorientador y, por supuesto, doloroso. pero no acaba aquí, cuando a nuestro hermoso bebé le diagnostican la sordera, no terminamos nada, empezamos. Empieza nuestra labor como docentes, el viaje de los padres hacia un mundo para ellos desconocido e incluso para una lengua aun sin conocer. ¡Cuanto trabajo queda por hacer! y cuando tiempo empiezan los padres a perder.

Cuando un niño es sordo, pierde millones de estímulos que le llegarían si sus oídos funcionasen perfectamente; los padres, pues, deben suplir en la medida de lo posible, esas carencias. Sin embargo, todos sabemos que no es así. Muy por el contrario entre los padres y el niño/a se abre una brecha muy difícil de cerrar, pues, ante el miedo de meter la pata, roban al niño multitud de experiencias que le favorecerían muchísimo.

Estos niños, no aprenden del medio tanto como el resto. A un niño oyente, no hace falta explicarle determinadas cosas, pues las aprende solo, las escucha fuera. A un niño sordo, esa información hay que dársela específicamente.

Esto no consiste en "como mi hijo es sordo, ahora tengo que ESTUDIAR cómo educar a un hijo sordo". ¡No es eso! simplemente se trata de pasar mas tiempo con el/ella y ser más explícitos a la hora de las explicaciones. Pregunto, futuros docentes y futuros padres ¿dedicarle más tiempo a nuestro bebé es un trabajo muy duro?

Los padres que no se acercan a su hijo porque no saben hacerlo, son un extremo. El otro son los que se implican en la educación de su hijo hasta el punto de ser axfisiantes.

Un error que cometen muchos padres y madres, cuando conocen el diagnóstico de su hijo, es empollar todos los libros que se encuentren por el camino. esto está muy bien, pues cualquier información es poca, pero, bajo mi punto de vista esto a veces tiene un efecto contrario. Muchos padres leen tanto que tienen una masa de contenidos sin orden en la cabeza enorme. Con esta sensación de haber aprendido mucho sobre el problema de su hijo, y con esta masa de contenidos sin sentido, llegan a la escuela a "imponer" determinado método o determinada forma de enseñar.

Entiendo el punto de vista de la madre o el padre que cree que ha aprendido mucho sobre el tema y que piensa que sabe más que el maestro o maestra de turno, por el simple hecho de que es su hijo, pero no se dan cuenta que ese maestro o maestra ha estudiado precisamente para enseñarle a él. A ningún padre o madre se le ocurre meterse en el quirófano a operar de corazón a su hijo/a, por mucho que lo quiera.

¡Ojo! todo esto que os estoy contando no quita para que los padres o madres se informen todo lo que puedan sobre su bebé porque toda información es válida. Además la información que los padres nos pueden ofrecer desde su papel de padre/madre es insustituible; es decir, ellos son los que más tiempo están con sus hijos, los conocen, saben que les gusta que no, su deporte favorito, su cantante, su serie, sus miedos...

Por ultimo, me gustaría hacer un llamamiento a todos aquellos padres que lean en un presente o futuro, este comentario: todos debemos participar en la educación de los niños (y en los niños deficientes más aun) pero desde nuestro papel, pues los especialistas son otros.